Reportaje y entrevistas del año 1987
- El reloj pesa algo menos de seiscientos kilos Está compuesto de materiales de gran solidez. Es de suponer que el reloj dure una buena serie de años...
- Nuestra empresa-Casa Blasco-, de Roquetes (Tarragona)- trabaja artesanalmente en relojes. Llevamos ya muchos años de producción.
- ¿Han restaurado recientemente algún reloj para otras catedrales?
- Si, si: para la Seo de Lérida... no hace mucho que a la catedral de Tortosa le restauramos también el reloj.
- ¿En la provincia de Guadalajara es esta la primera vez que trabajan?
- No, no. ¡qué va! ¿Cuántos pueblos hay en la provincia?...
- Cuatrocientos cincuenta.
- Pues en la mitad de ellos, seguro que hemos trabajado.
- ¿Y aquí, en Sigüenza?
- Si, si, también... El reloj del edificio del antiguo Banco de Aragón lo hicimos nosotros. Eso si hace ya muchos años...
- 25 años hace.
- ¿Cómo lo sabe tan seguro?
- Alli vivo yo desde que se construyó el edificio. Y hace ya veinticinco años.
Bueno, una última pregunta-penúltima. Mejor
¿están contentos con su trabajo?
- ¿Qué quiere que digamos nosotros...?
Pensamos que se ha trabajado en serio... Nuestra empresa está muy ducha en estos temas.
(Esta es parte de la conversación que mantuvimos con dos técnicos de Casa Blasco-, de Roquetes (Tarragona) el pasado 17 de febrero. Es la empresa que ha restaurado el reloj catedralicio. historia sobre la que versará este reportaje ya iniciado. Historia, que en su último tramo comienza un 30 de agosto y concluye en un frio 20 de febrero de 1987).
LA RESTAURACION DEL RELOJ: PRIMER OBJETIVO DE LA ASOCIACION DE AMIGOS DE LA CATEDRAL
Dicho queda: la última parte de la historia es reciente. Nació en la primera reunión de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos de la Catedral de Sigüenza, también recién alumbrada. En ella, se decide acometer la reforma del reloj catedralicio que estaba profundamente resentido y dañado con el paso del tiempo.
La segunda fecha de esta historia son los dias 22 y 23 de octubre. Tras haber contactado y llegado a un acuerdo con la Empresa Blasco, dos técnicos de la misma, llegan a Sigüenza a des- montar el reloj, embalarlo y enviarlo a los talleres de dicha firma.
Previamente, la Asociación de Amigos de la Catedral anunció su propósito y recabó fondos para su financiación. Se pusieron anuncios en distintos establecimientos de Sigüenza solicitando la colaboración voluntaria; el correo también funcionó, y se curso una solicitud de ayuda a la Diputación Provincial, que respondió con una aportación de 350.000 ptas.
Mientras tanto, durante cuatro meses, uno de los sonidos más caracteristicos de Sigüenza, enmudecía. Su reloj -el reloj de Sigüenza- dejaba de marcar las horas. Seguro que en la zona próxima a la catedral la ausencia se hizo especialmente sensible. Todos apreciabamos que algo faltaba a nuestra ciudad.
Abside
- Pero, ¿por qué hubo que reparar el reloj de la catedral?
- En los últimos años, su maquinaria, magnificamente conservada en lo fundamental, se habia ido deteriorando progresivamente en sus elementos accesorios. Esto estaba produciendo notables desajustes, que aconsejan su restauración, antes de que el mal fuese más grave.
Y así las cosas, la Asociación de amigos de la Catedral toma la iniciativa de restaurarlo, y tras el visto bueno del Cabildo, y posteriores gestiones, se encomienda su trabajo a la casa especializada BLASCO, de Roquetes (Tarragona).
- ¿Desde cuando estaba en funcionamiento el reloj que ahora ha sido restaurado?
- Data de los primeros meses de 1911. Su fabricación era de origen francés. Las características más sobresalientes son: autonomía en la cuerda para treinta horas; sonería de las mismas con repetición y los cuartos a dos golpes sobre dos campanas de distinto tono, teniendo las ruedas primarias o imperiales de las sonerías 66 centímetros de diámetro en bronce de primera calidad, con los piñones y los ejes de acero. Era un reloj extraordinario. Es mejor dicho- pues ahora sólo hemos acometido su reparación.
- ¿Consta el importe y el autor de este reloj?
- Sí, sí. El autor es el relojero seguntino, D. FEDERICO PASTORA. Y el importe ascendió a 4.572 ptas. Hace ya 76 años...
- Es de suponer a esta cifra que acabas de referir, se le añadirán ahora varios ceros a la derecha...
- Sí, sí... El presupuesto es de 600.000 ptas. Va a ser es -ya de hecho- el primer objetivo de la Asociación de Amigos de la Catedral, creada en el mes de Agosto pasado.
FEBRERO DE 1987. LA CATEDRAL REESTRENA SU RELOJ
El 17 de febrero llegaban los técnicos para la instalación del reloj, que estaba en Sigüenza desde el viernes 13 de febrero. Comenzaba la cuenta atrás de esta pequeña historia. Durante esta gélida y nevada semana de Febrero, se instalaria y acondicionaría adecuadamente. El montaje del reloj en su maquinaria, sincronización, equipo electrónico, pintura de esfera y demás trabajos se realizarían, de suerte que el 20 de febrero de 1987 Sigüenza volvía a recuperar su sonido más acusado, parte de su propia identidad. Sus gentes empezaron a hablar de la potencia sonora del viejo reloj y de su puntualidad... Volvía el reloj a su lugar y su presencia en el ser y acontecer seguntino.
Juan José Asenjo, nuestro necesario interlocutor de este reportaje.
- ¿qué número hace este reloj en la historia de los relojes de la catedral de Sigüenza?
- Con certeza, no podemos saberlo. Una serie de datos y cavilaciones históricas, nos permiten suponer que la llegada a Sigüenza del reloj mecánico debió ser muy temprana. Con Pérez Villamil, podemos afirmar que en torno a finales del siglo XIII o comienzos del XIV Sigüenza contaría con su primer reloj mecánico.
- ¿Podemos imaginar como sería este primer reloj?
- Si. Pero antes debo decir que el emplazamiento primitivo del reloj fue la torre del Santisimo y no su actual lugar en la torre de las campanas, a la que fue trasladado el primitivo reloj catedralicio a mediados del siglo XVI.
- ¿Que cómo sería?
- Análogo a los que por aquellos años comenzaron a instalarse con profusión en las catedrales e iglesias de Europa. Me refiero a los antiguos relojes mecánicos sin péndulo. Carecían de esfera exterior y las señales horarias eran dadas a mano, solamente en horario diurno. Además, estas horas no eran las correspondientes al tiempo civil, sino a las de las horas canónicas.
En fin, estas son las grandes líneas de la pequeña historia del reloj de la catedral seguntina.
Su restauración, como ya hemos repetido, es el primer logro de su Asociación de Amigos. ¡Larga y fecunda vida a ambos!