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miércoles, 3 de agosto de 2022

La traída de aguas a Sigüenza - Gregorio Sánchez Doncel (Programa de fiestas de 1973)

 Colaboraciones literarias en los programas de fiestas de Sigüenza.

    Hemos recogido de viejos periódicos locales algunos datos curiosos a cerca de variados asuntos relacionados con nuestra ciudad, y nos ha parecido de interés consignar en esta publicación los referentes a la traída de aguas a Sigüenza. Sin duda que estos datos son incompletos y acaso inexactos; no intentamos sino transmitir a la imprenta lo que hemos encontrado.

    Hasta el siglo XVII la población de Sigüenza -así lo hemos leído- vino surtiéndose de aguas potables de la llamada «Fuente del Tejar». Pero en dicho siglo, fuera que el caudal de dicha fuente disminuyera o que la tubería de barro sufriera averías a cada paso, el Ayuntamiento resolvió hacer la traída de aguas del manantial que abastece actualmente a la ciudad -se refiere a los finales del siglo pasado-, llamado comúnmente «Los Nacimientos», y situado al oriente del cerro del Otero. Entonces fue necesario construir el acueducto llamado «Los Arcos», obra costosa y de importancia en aquellos tiempos. El ayuntamiento no contaba con fondos para ello, y aprovechando la oportunidad de ir a Madrid una comisión de concejales a gestionar asuntos de la municipalidad, a uno de aquellos se le ocurrió la buena idea de presentarse al Cardenal Zapata, Arzobispo de Toledo entonces y solicitar de él los recursos necesarios. Aceptada la idea por los demás compañeros decidieron tener la entrevista con el Cardenal Zapata. Gozaba entonces este insigne prelado de fama universal en España de hombre caritativo, generoso y esplendido por sus cuantiosos donativos para obras pías y de utilidad pública. La comisión fue recibida por él. Explicando el objeto de la visita, el Cardenal, con su inagotable caridad, les facilitó gran parte del capital necesario. Estos son los datos que se aceptaban por referencia de persona entendida. El acueducto tenía seis arcos, y en su punto medio alcanzaba una altura de 20 o 25 metros aproximadamente. Utilizábase también para el paso de personas, a cuyo fin tenía dos buenos pretiles de sillería. Las incurias del tiempo fueron deteriorando la obra de fábrica. Todavía estaba en uso a finales del siglo pasado -1891-, aunque ya daba señales de peligroso derrumbamiento. No pasaría mucho cuando el Ayuntamiento se vio obligado a levantar nuevo puente sobre el Vadillo, frente a la puerta del Toril.


Acueducto "Los Arcos", frente a la puerta del Toril


    El 20 de junio de 1922 se reunió el Ayuntamiento para tratar de la traída de aguas. En trabajos de exploración se gastaron 3.842,50 pesetas, de las 25.000 donadas por don Juan Núñez; otras 10.000 se invirtieron en instituciones de caridad. Don Bautista Vázquez propuso la traída de aguas desde Villavieja y Los Arroyuelos.

    En 1927 y 28, durante la dictadura, hizo el proyecto el ingeniero seguntino don José García Atance. Consistía en traer las aguas de Rostra y Villavieja, construir un deposito en la parte alta de la población y desde allí distribuirla por la ciudad.

    Luego en 1930 se habló de traer el agua de Mojares; pero su elevado costo, casi un millón de pesetas, lo hizo retirar.

    En 1933 presentó el Sr. Pérez Villamil un estudio del ingeniero don Antonio Cavestany para elevar hasta el fuerte el agua traída de los Nacimientos. El conde de Velayos buscó agua cerca del cementerio, pero no la halló.

    Por fín en el «Boletín Oficial» del 4 de enero de 1935 se publicó el anuncio para las obras de traída de aguas de Rostra y Villavieja. Los proyectos fueron obra de los ingenieros don José García Atance y don Agustín del Valle. Adquirió la contrata el Sr. Marco, y dieron comienzo las obras el día 4 de abril de aquel mismo año.

    Aquí finalizan las notas de mi fichero. Relata refero.

GREGORIO SÁNCHEZ DONCEL

jueves, 8 de septiembre de 2016

La contribución de las fuentes documentales de archivo al estudio de la plazas seguntinas del siglo XV


Pilar Martínez Taboada - Cronista oficial de Sigüenza. Dtra en Arte (UCM)
Articulo publicado en Anales seguntinos nº 17 (2001)

Para estudiar el urbanismo de los primeros siglos de la edad media, aparte del análisis de los restos físicos: calles, murallas, puertas, edificios singulares, etc., hemos de recurrir fundamentalmente, para conocer datos concretos sobre su cronología, su historia o sobre los mecenas que financiaron su construcción, a las Fuentes literarias de carácter narrativo, ya sean históricas, como los Anales y las Crónicas, o biográficas. Esto es debido al escaso número de Fuentes documentales de archivo que conservamos de esta época. La situación cambia radicalmente en la Baja Edad Media, ya que en ese momento, dada la cantidad y variedad de dichas Fuentes documentales que poseemos, éstas sustituyen prácticamente a las literarias en cualquier investigación que se lleve a cabo.

En este trabajo vamos a evidenciar la trascendencia de las Fuentes documentales para el estudio de una de las transformaciones urbanísticas mas importantes del siglo XV, la apertura de las plazas mayores en las ciudades castellanas, y en concreto de las existentes en la ciudad de Sigüenza. Para ello vamos a combinar los documentos conservados en el Archivo de la catedral seguntina con algún ejemplo significativo de los existentes en el Archivo Municipal de la ciudad.

plaza, mercado, mercadillo, Sigüenza

Tengamos en cuenta que Sigüenza en este siglo era un señorío episcopal, ejercido tanto por sus obispos como por el Cabildo. Por ello las decisiones que se tomaban en los cabildos catedralicios tenían una transcendencia mayor que las que se adoptaban en las reuniones de Concejo. Por esta razón las Actas del Cabildo nos ofrecerán mas datos sobre la ciudad que las propias Actas del Concejo. Además, mientras que las primeras Actas del Cabildo Conservadas en el archivo de la catedral son de 1416, las primeras que han llegado hasta nosotros del Concejo son de principios del siglo XVI, con lo cual exceden al marco cronológico que hemos elegido para este trabajo.

 A estas Actas añadiremos toda la amplia gama de documentos reales y señoriales que conservamos en los citados Archivos y los datos que precisemos extraídos tanto de los Libros del Dinero como de los Libros de Obra y Fábrica catedralicios 1.

La recuperación de la vida urbana tras la crisis de mediados del siglo XIV se va a expresar en las ciudades castellanas con la revitalización de su actividad comercial y con la transformación urbanística de los espacios dedicados a la misma. En Sigüenza, a mediados del citado siglo, esta vida comercial se desarrollaba no solo en la plaza del Mercado, ubicada a extramuros de la puerta del Hierro, sino también en la plaza del Mercadillo, escotadura de la calle Jesús, y en las casas tiendas y casas talleres de las dos Travesañas 2; vida comercial cada vez mas pujante sobre todo tras la Concesión de una Feria anual franca en tiempos de Juan I, concretamente el 30 de agosto de 1320, respondiendo a la petición hecha por el obispo don Simón Girón de Cisneros, señor de la ciudad. Esta concesión no sólo la confirmó Juan II, en 1407, sino años después, en 1508, la reina doña Juana, y éste es el documento concreto que se conserva en el Archivo Municipal Seguntino 3.

En él podemos leer el siguiente párrafo: “Sepan quantos esta carta vieren, commo yo don Alfonso, por la graçia de Dios rey de Castilla, de Toledo, de León, de Gallizia, de Sevilla, de Cordova, de Murçia, de Jaen, del Algarbe e señor de Molina, porque  don Simón, obispo de Çigüença, me dixo que la su ciudad estaba en comarca de los reynos de Castilla e de Aragón e de Navarra, y que avie y muy buen logar para facer feria y que vienen muchas mercadurías de fuera de míos reynos al dicho lugar de Çigüença y que se ennoblecería y se enrriqueçería y sería muy grand mío servicio; e yo, veyendo esto que el dicho obispo me dixo era pro del dicho logar, con conceio y con otorgamiento de la reyna doña María mi ahuela e mi tutora, e porque el dicho obispo me lo pidió por merçed y por los muchos servicios que me fizo al rey den Fernando mío padre, que Dios perdone, e fizo e faze a mí e a la reyna doña María mi ahuela e mi tutora; tengo por bien que en dicho logar de la ciudad de Sigüença, que fagan feria una vez en el año, e que se faga cada año siempre iamas ocho días antes de la fiesta de Santa María de mediados de agosto e ocho días después, en manera que dure la dicha feria quinze días; y que aya todas aquellas franquezas y libertades que ha la feria de Alcalá, salvo ende el portalgo que es del obispo e del Cabildo”.

Así pues el rey, para agradecer los servicios prestados a la corona por el obispo don Simón, le concedió una feria, completamente franca, salvo el portazgo del obispo y el cabildo, mediante la cual se enriquecería su ciudad. Señalemos a continuación que los tenderetes que en esta feria anual se montaban en Sigüenza no solo ocupaban la plaza del mercadillo, sino que se disponían a lo largo de toda la Travesaña Alta, desde la Puerta del Hierro a la calle Mayor, ubicándose el peso, mediante el cual se evitaban los fraudes, muy cerca de la plaza Vieja, actual plaza de San Vicente o del Doncel, como se nos recuerda en un documento fechado el 3 de agosto de 1484, en el que se recogen las Capitulaciones y Ordenanzas para la buena gobernación de la ciudad 4.  En uno de los párrafos de este documento, que como ocurre con el resto de las Ordenanzas bajomedievales de las ciudades castellanas, es clave para el análisis de la vitalidad económica de Sigüenza, podemos leer que el peso tenía su sede en la “postrimera tienda de la feria, que está cerca de la calle de los Arcedianos”, calla que tiene su inicio en la citada plaza.

plaza, nueva, Sigüenza, siglo XV

 Para entonces ya se había abierto en la misma Travesaña Alta una nueva plaza y también por ella se extendería la feria. No es habitual que las nuevas plazas medievales puedan ubicarse intramuros de las ciudades, y la mayor parte de las veces, como es el caso de la plazuela abierta delante de la Puerta del Hierro seguntina, se disponían a extramuros de una de las puertas del recinto urbano; pero en Sigüenza se produjeron a principios del siglo XV una serie de circunstancias que permitieron el derribo de un número considerable de casas en pleno corazón de la ciudad y que hicieron posible que el espacio vacío que dejaron se pudiese abrir la llamada plaza Nueva, para diferenciarla de la plaza Vieja, antes citada, ya existente en la misma travesaña.

Analicemos brevemente estas circunstancias. En primer lugar la ciudad tuvo que hacer frente a una Orden Real, concretamente a las disposiciones dadas por el rey Juan II en 1412, respecto a la ubicación de la población judía en las ciudades de sus reinos. En ese documento se ordenaba que todos los judíos de sus reinos y señoríos viviesen apartados de los cristianos “en un cérculo en parte de la cibdad o villa o logar donde fueren vecinos, e que sean cerradas las calles de las puertas enderredor, en guisa que todas las puertas salga a dicho cérculo, e que dicho çerculo haya una puerta por do se mande e non más. E que en el dicho çerculo moren los dichos judíos e judías e non en otro lugar”5 Es decir, que se les ordenaba a los judíos dejar sus casas en el interior de las ciudades y habitar extramuros de las mismas en un barrio amurallado , en una judería murada.

 En Sigüenza esta orden real pudo cumplirse sin tener que construir un barrio de nueva planta, ya que existía por aquel entonces un nuevo sector de la ciudad donde mucha familias judías estaban ya asentadas, los alrededores de la perta del Hierro; un lugar que, además de estar extramuros, se veía protegido por la muralla que se había alzado pocos años antes para defender los arrabales occidentales de la ciudad, con lo cual se cumplían perfectamente las condiciones impuestas por el monarca. Y por esa razón fue allí donde se ubicó la nueva Judería y donde se trasladaron a vivir los judíos que tuvieron que abandonar sus casas de la Travesaña Baja, calle que hasta entonces había sido la sede de la Judería seguntina. Muchas de ellas fueron compradas por el Cabildo para arrendarlas mas tarde, por ello no faltaron en esta época viviendas donde trasladar a los vecinos cuyas casas hubo de derribarse para construir la plaza Nueva, que nació como alta escotadura de la Travesaña Alta, muy cerca de la citada puerta del Hierro.

La plaza Nueva, aunque para entonces, como acabamos de constatar, llevase construida varias décadas, aparece citada documentalmente en 1453, con motiva de un juicio que en ella se celebró en época del obispo Luján 6. Y ambas plazas, la Vieja y la Nueva, se reseñan en el Primer Libro del Dinero, conservado en el Archivo catedralicio, fechado en 1477. Estos libros se llamaban así porque en ellos se apuntaba anualmente el dinero que se recaudaba de las rentas de todo tipo que poseía el Cabildo y por ello, también año a año, se registraba en ellos el listado de las casas que dicho Cabildo poseía en la mayoría de las calles de la ciudad, indicando quien las habitaba y que pagaba por ello 7.

Entre las casas citadas bajo el epígrafe “Cal de los Arçedianos” aparecen reseñadas, en este primer libro, las ubicadas en la plaza Vieja de la siguiente manera: “Yten, las casas que está en el mismo cantón de la plaça Vieja, que solía morar Alfonso Martines, barvero, e son dos pares, e solía pagar de en çenso cada año çiento e çinquenta maravedís, e después partiéronse, tiene las primeras del cantón Diego de Lusio, e paga cada año setenta e cinco maravedís”. “Yten, las otras casas conpañeras de éstas, que solía tener el dicho Alfonso Martínes, barvero, que están entre éstas e las del señorcomendador Ferrando de Arse, tiénelas Pedro el barvero a en çenso, cada año por otros setente e cinco maravedís”.

La casa del comendador que se cita es la famosa Casa del Doncel, don Martín Vázquez de Arce, su hijo, que aún hoy día preside esta plaza Vieja, llamada populamente, como antes señalamos, plaza del Doncel o plaza de San Vicente 8.

 En cuanto a la nueva plaza y bajo el epígrafe “Plaza Nueva”, entre otras casas se reseñan las siguientes: “Yten, otras casas más arriba del Alcaldía, en la dicha plaça, tiénelas Ferrando Lagunes, çapatero, a en çenso, cada año por çiento e ochenta maravedís. A faser en ella çier(tos) edefiçios”. He elegido esta casa por la referencia a que la Alcaldía, o sea la casa del Concejo, estaba por aquel entonces ubicada en la plaza Nueva, cuando siempre, antes de su apertura, estuvo instalada en una casa de la plaza Vieja. Respecto a este hecho, la primera noticia documental que tenemos aparece en la Donación de casas que el 1 de febrero de 1254 hicieron Pedro Felices y su mujer al Cabildo, indicándose en ella que les daban las casas que tenían “en Sigüença, en Conceio delant Sant Bicent”9.


De igual modo, el mercado semanal que a principios del siglo XV se celebraba, como dijimos antes, a extramuros de la puerta del Hierro, desde que se abrió la plaza nueva se trasladó a la misma, y de esta manera la nueva plaza adquirió sucesivamente todas las funciones de una plaza mayor.

 Fue el Cardenal Mendoza quien logró que este mercado semanal fuera franco como lo era anualmente su feria, obteniendo ese Privilegio, fechado el ocho de marzo de 1468 del rey Enrique IV 10. Años mas tarde este hecho se recuerda en uno de los párrafos de las citadas Ordenanzas de 1484, en el que se apunta que fue el rey Enrique IV por petición del Cardenal quien “franqueó e liberó de todo tributo e alcabala e otras exacciones los mercados de esta cibdad los días de los miércoles, e así mismo la feria que se acostumbra facer por santa María de Agosto”.

Años después, concretamente el 15 de abril de 1494 el mismo Cardenal Mendoza será quien tome una decisión trascendental para el futuro de la plaza Nueva, pues ordena mediante una Provisión el traslado del mercado desde esta plaza a la plaza de la Iglesia que el mismo había mandado abrir frente a la fachada meridional de la catedral 11. Pocos días después, exactamente el día 27, el Cabildo se hacía eco de esta orden en su reunión ordenando “que por quanto el Cardenal nuestro señor a mandado faser el mercado a la puerta de esta iglesia en la plaça de ella, e porque es cosa desonesta que ayan de salir fuera al mercado con sobrepelliz los benefiçiados, ordenaron los dichos señores del Cabildo e mandaron que ningund señor benefiçiado de la dicha iglesia salga al dicho mercado con sobrepelliz, so pena del punto de aquel día syn remisión alguna” 12; dato que queda recogido en las Actas del citado día.


A partir de ese momento la plaza Nueva empieza a perder parte de su entidad como plaza mayor y sus alrededores ven como la vitalidad comercial que los definía comienza también a declinar; por ello, el Concejo seguntino no cejó en solicitar que el mercado volviese a celebrarse en dicha plaza; primero, a la muerte de Mendoza, al nuevo obispo, don Bernardino López de Carvajal, como podemos constatar en la Petición que le enviaron el 22 de mayo de 1495, en la que le ruegan que el mercado vuelva “a do siempre fue, para bien de la república, pues que está entre comedio de la dicha cibdad y no cabo de ella como agora está”, (recordemos que la plaza Nueva estaba en el corazón de la ciudad y la plaza de la Iglesia se había abierto en su extremo noreste) 13; y al no conseguir su propósito, años mas tarde, pleitearon en las mas altas instancias del estado. A pesar de todo ello el Concejo nunca consiguió que la orden se revocase.

 Sin embargo la plaza Nueva continuó durante siglos siendo el marco de la vida concejil seguntina, pues en ella se construyó a finales del siglo XV el nuevo Ayuntamiento y mas tarde la cárcel, razón por la cual a esta plaza se la conoce en la actualidad como “Plazuela de la Cárcel” 14.

Para conocer con detalle las primera fases constructivas de la plaza de la Iglesia a la que Mendoza trasladó el mercado, la actual Plaza Mayor seguntina, se deben combinar no solo los datos de las Actas del Cabildo sino los reseñados en los Libros de Obra de Fábrica 15, pues fue el canónigo obrero de la catedral, don Fernando de Coca, el encargado de supervisar las obras de la construcción de las casas que configuraron la citada plaza, cuyos alquileres revertían anualmente en dicha Obra y Fábrica. Por ello, cada año, en los citados libros se incluía la lista de casas de la plaza de la Iglesia y las rentas que se cobraban por cada una de ellas.

La primera relación que se posee de las casas de la Obra en la plaza de la Iglesia está inserta en el Primer Libro de Obra y Fábrica de la catedral, en el que se recogen las partidas correspondientes al periodo que media entre el 1 de julio de 1489 y el 30 de junio de 1499 16; y en ella podemos leer lo siguiente: "La casa que yo el obrero tengo, mill maravedís foreros de derechos, desde Sant Juan de junio de XCVIII fasta el otro; la casa que tiene Diego Lopes desde el dicho tiempo, dos ducados: DCCL maravedís; la casa que tiene Alfonso de Verlanga, otros dos ducados; la casa que tenía el organista Pierres, otros dos ducados; la casa que tenía Guillén de Rutia, otros dos ducados"; todas estas casas citadas configuraban la alineación este de la plaza de la Iglesia.


La relación prosigue consignando las casas que configuraban el frente sur de dicha plaza: "La casa de los corredores primera que tenía la fila de Guillén, quinientos maravedís; la otra casa que está al esquina que tiene agora el pintor, quinientos e cincuenta maravedís". Esta plaza se cerraba por el oeste con la casa de la Tesorería, restaurada por los mismos años que se configuraba la plaza, y por el norte con la entrada meridional a la catedral que a partir de 1499 se llamó puerta del Mercado.

Así pues, a finales de la Edad Media en Sigüenza coexistieron, como en la actualidad, dos plazas que querían ser consideradas como las principales de la ciudad. La presencia del mercado poco a poco confirió a la plaza de la Iglesia la categoría de plaza Mayor y arrebató tal categoría a la plaza Nueva. Pero, como antes dijimos, el Concejo seguntino pleiteó durante años para cambiar esta situación y curiosamente este eterno litigio con el Cabildo trajo unas consecuencias urbanísticas similares para ambas plazas, y fue el hecho de que para competir en la carrera por ser sede del mercado, ya en el siglo XVI, ambas duplicarían su superficie para ofrecer un mayor espacio para el desarrollo del mercado.


1 Los distintos tipos de documentos los iremos señalando en negrita a lo largo del trabajo.
2 Para profundidad sobre los diversos aspectos de la ciudad en esta época consultar mi tesis doctoral Urbanismo medieval y renacentista en la Provincia de Guadalajara: Sigüenza un ejemplo singular. 2 tomos. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1990.
3 Archivo Municipal Seguntino, Manuscritos, 1, 5.
4 Una variedad amplísima de documentos interesantes para el estudio de la ciudad de Sigüenza fue publicada por el obispo Toribio MINGUELLA Y ARNEDO en su obra Historia de la Diócesis de Sigüenza y de sus obispos; concretamente este documento lo incluyó en su t.. II, Coleción. Diplomática, num. CLXVII, p. 657.
5 MINGUELLA Y ARNEDO, op. cit.m, t. I, Colecc. Diplom., núm. CIL, pp. 620-625.
6 MINGUELLA Y ARNEDO, op. cit., t. II, p.156, recoge el siguiente hecho fechado el 7 de febrero del citado año: "Estando el obispo asentado en juicio a la audiencia de las Vísperas en las gradas de la plaza Nueva, cerca del Alcázar de la dicha ciudad, oyendo y librando plaitos según que lo ha de uso y constumbre".
7 Este primer listado lo incluí en el Documento n. 16 de mi Tesis Doctoral, op. cit., t. II, pp. 1111-1134
8 La Universidad de Alcalá de Henares está llevando a cabo la restauración de dicha Casa del doncel y proximamente en ellas se impartirán algunos de sus cursos.
9 MINGUELLA Y ARNEDO, op. cit., t. I, Colecc. Diplom., núm. CCVI, p.569. Como vemos también la documentación privada contribuye a nuestro estudio.
10 Citado por MINGUELLA Y ARNEDO, op. cit., t. II, p. 171
11 Dicho documento fue incluido en el tomo II del MINGUELLA, op. cit., Collec. Diplom., núm. CLXIX, pp. 660-661. Sobre las razones que condujeron al cardenal Mendoza a abrir la plaza de la Iglesia y trasladar a ella el mercado, del traslado hemos tratado en varias ocasiones con detalle, por ello, además de la tesis, se puede consultar el artículo:"La apertura de la plaza Mayor de Sigüenza por el Cardenal Mend profesor don José María Azcárate, en la revista de la Universidad Complutense de Madrid, t.4, 1993-4, pp. 173-180.
12Actas del Cabildo, vol.5, t. 12, fol. 169 vto.
13 MINGUELLA Y ARNEDO, op. cit., t. II, Colecc. Diplom. Núm. CLXXL, pp. 663-664.
14 Para conocer mas datos sobre esta plaza consultar mi artículo "La apertura de la plaza Nueva de Sigüenza, actual plazuela de la Cárcel, en la primera mitad del siglo XV y su ensanche en el siglo XVI", en Academia, n. 78, primer semestre de 1994, pp. 439-464.
15 Consultar en el artículo reseñado en nota 11 los datos ofrecidos sobre este proceso.
16 Archivo Catedral de Sigüenza, Obra y Fábrica, t. I, fol. 3.